Con una gran vocación solidaria que la llevó a tener una activa participación en el Centro siendo parte de su Comisión Directiva entre los años 1971 y 74 y más adelante entre 1986 y 1998, ocupando distintos cargos y cumpliendo con distintas responsabilidades.
En aquellos primeros años consiguió financiación para los premios de los salones a través de la fábrica familiar. Fue nieta del fundador de aquella importantísima fábrica: Cerámicas Cattaneo, hizo su propio camino en el arte cerámico que la llevó a obtener entre otros el Gran Premio de Honor de la edición 24º del Salón Anual Internacional.
Fue discípula de Mireya Baglietto y amiga de otros grandes ceramistas como Carlos Carlé, Antonio Molina y Roberto Obarrio con quienes compartió además el gusto por la arquitectura y supo entender la relación de la cerámica con aquella disciplina y fueron los murales su especialidad, lo que le valió numerosos premios.